Clamor de la sociedad barcelonesa por la ampliación de El Prat, que la Generalitat rechaza

01.06.2021


El clamor de la sociedad barcelonesa en favor de un aeropuerto suficientemente dotado y con capacidad para atraer vuelos internacionales ha sido una constante histórica, más desde que en 2006 Iberia decidió replegarse y concentrar su actividad en Barajas. El miedo a que Barcelona se convirtiese en un aeropuerto 'low cost', especializado únicamente en atraer turistas pero sin rutas internacionales de largo radio -claves a su vez para atraer actividad económica- motivaron en su momento la movilización unánime de la sociedad económica barcelonesa, que con el apoyo del Ayuntamiento de Barcelona y la Generalitat de Cataluña, presentaron un manifiesto en 2007.

Quince años después de aquella iniciativa, entidades, fundaciones y empresas vuelven a movilizarse, pero paradójicamente las miradas no se dirigen ahora a Madrid, sino a las administraciones catalanas, que son ahora las principales opositoras al gran proyecto de ampliación que ha puesto sobre la mesa AENA -en paralelo al de Barajas- y que permitirían a El Prat superar el riesgo de saturación que ya se observa a corto plazo. Una nueva terminal y la ampliación de la tercera pista, con una inversión global de unos 1.700 millones, es lo que está encima de la mesa. En el otro plato de la balanza, recelos políticos y el coste medioambiental de la actuación, a lo que se agarran las administraciones catalanas para poner peros al proyecto.

En este contexto, y ante el miedo a que la negativa de la Generalitat y el Ayuntamiento lleven a AENA a retirar el proyecto, tal y como ya ha planteado su presidente, Maurici Lucena, unas 200 entidades, entre las que se encuentran las patronales Fomento del Trabajo y Pimec, el Círculo de Economía, la Cámara de Comercio de Barcelona, el RACC, el Círculo Ecuestre, la Mobile World Capital, Barcelona Tech City o Esade han promovido un manifiesto en favor de una ampliación que consideran "inaplazable".

«El Aeropuerto de Barcelona-El Prat, con su actual diseño y configuración, está agotando su capacidad. La cifra de casi 53 millones de viajeros registrados en 2019 se acercó a su capacidad máxima de 55 millones», arranca el manfiesto, que será presentado el próximo día 2 en un acto en la escuela de negocios Esade.

«Con su ampliación, el Aeropuerto de Barcelona podrá reforzar su papel de 'hub' intercontinental por el cual hemos estado luchando durante años», apunta el manifiesto, que vincula el proyecto a recuperación económica. «La ampliación del Aeropuerto permite situar Cataluña y Barcelona en el mundo, y no solo convertirse en un destino de turismo sostenible, sino dinamizar la actividad económica generando empleo, atracción y retención de talento e inversión internacional», se añade. El Aeropuerto pasaría de generar el 7% del PIB de Cataluña al 9%, y atraería «iniciativas empresariales internacionales» hacia Barcelona, su área metropolitana y Cataluña», añaden.

La rapidez con la que las entidades firmantes se han puesto de acuerdo no refleja más que el estupor que ha generado que sean las administraciones catalanas, Generalitat y los ayuntamientos vecinos, las que digan no a un proyecto de tal envergadura. En el Ayuntamiento de Barcelona, el gobierno municipal está dividido. Los comunes, con Ada Colau a la cabeza, esgrimen razones medioambientales, desdeñando la curva de crecimiento de usuarios que se prevé, apuntando por contra la necesidad de vetar los vuelos de corta distancia que puedan tener alternativa ferroviaria. Integrado en el gobierno municipal, el PSC por contra defiende la ampliación.

Si la negativa de los comunes casi se daba por descontada, lo que realmente ha causado asombro es la negativa de la Generalitat, en concreto de Junts, donde tampoco hay unanimidad al respecto, por cierto. El hasta ahora consejero responsable de infraestructuras, Damià Calvet, ha manifestado que su modelo es el de un sistema aeroportuario en red, en el que los aeródromos de Reus y Gerona actúen como pistas complementarias a las de El Prat. Los promotores del manifiesto que se ha dado a conocer no rechazan esta idea -sobre todo pensando el visitante turístico 'destino a destino'-, pero recuerdan que para que un Aeropuerto funcione como 'hub' internacional -es decir, de interconexión- las operaciones deben concentrarse en un único aeropuerto.

Entre el empresariado barcelonés ha calado la idea de que la oposición de la Generalitat tiene más que ver con el hecho de que la ampliación la lleve a cabo AENA, y la capitalice el Gobierno, que con estos argumentos o los problemas medioambientales. La Generalitat y el Ayuntamiento siempre han reclamado una gestión autónoma para El Prat que permita al Aeropuerto articular su propia política de tarifas aéreas al margen de AENA, algo que muchas de las entidades firmantes del manifiesto también defienden, pero que ahora nada tiene que ver con el proyecto de ampliación, recuerdan. «La ampliación del Aeropuerto es una decisión neutra en relación a su sistema concreto de gestión y no lo prejuzga. Simplemente, mejora la infraestructura», apuntan las entidades precisamente en este sentido.

Más allá del modelo de gestión, el principal problema que podría bloquear el proyecto es de índole ecológica, en tanto que la ampliación de la tercera pista se realizaría sobre las marismas de la Ricarda, una zona natural con el nivel más alto de protección dentro de la zona del Delta del Llobregat. La última palabra la tendrá la Comisión Europea, un escollo no menor, como lo es ahora la falta de decisión de las administraciones catalanas.